En estos tiempos modernos se repite un ciclo ancestral: como en los relatos bíblicos, donde cada grupo tenía su propio profeta, hoy surgen voces que proclaman que “todo está bien”, a pesar de que la realidad demuestra lo contrario. Este fenómeno se refleja en la tipología de Acab y Jezabel, en la que falsos profetas se aprovechan del poder, alimentándose de lo que legítimamente pertenece al pueblo, es decir, de los frutos del esfuerzo popular y del esplendor del palacio.
La Falsa Seguridad y el Engaño del Poder
Tal como se describe en las Escrituras, los falsos profetas en tiempos antiguos se servían de la mesa del rey, disfrutando de un banquete que representaba los frutos del trabajo colectivo. En Jeremías 23:1 se advierte:
“¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño!”
Este llamado a la reflexión es más pertinente que nunca, pues en la actualidad, quienes ostentan el poder replican este mismo proceder. Desde sus cómodos despachos y altos cargos, proclaman que “todo está bien”, mientras se alimentan del palacio y perpetúan un sistema de privilegios que ignora las necesidades reales del pueblo.
La Paradoja de la Verdad y la Apariencia
La tipología de Acab y Jezabel nos muestra cómo se construyen narrativas que buscan ocultar las contradicciones del poder. Los falsos profetas de hoy, al igual que en la antigüedad, se presentan como guardianes de la estabilidad y el bienestar, usando palabras reconfortantes para enmascarar abusos y desigualdades. Sin embargo, la aparente seguridad que promueven es solo una ilusión, pues la verdadera riqueza de una nación reside en el esfuerzo y el sacrificio de su gente, no en los banquetes de la élite gobernante.
El Llamado a la Consciencia y la Transformación
Ante este panorama, es imperativo despertar y cuestionar las promesas huecas que se venden día tras día. La crítica y el compromiso con la verdad son esenciales para desmantelar un sistema que se beneficia de la opacidad y la corrupción. Inspirados por la valentía de aquellos que, en tiempos bíblicos, alzaron la voz contra los abusos, hoy debemos rechazar la narrativa de “todo está bien” que, lejos de reflejar la realidad, encubre la explotación y el desamparo de quienes trabajan para sostener el poder.
Este llamado a la acción es una invitación a recuperar el control de nuestro destino, a exigir transparencia y justicia, y a recordar que el verdadero liderazgo debe estar al servicio del pueblo, no en su contra. Solo confrontando el engaño y exponiendo la verdad podremos construir una sociedad en la que los frutos del esfuerzo colectivo sean respetados y compartidos equitativamente.
Este mensaje reúne la esencia de los antiguos relatos con las realidades actuales, poniendo de manifiesto cómo el abuso del poder y la falsa seguridad siguen siendo un obstáculo para la justicia social. Es un llamado a la consciencia y a la acción, para que la voz del pueblo prevalezca sobre la comodidad de quienes se alimentan del palacio.
Por: Freddy Ávila