República Dominicana atraviesa un momento crítico en el que las contradicciones entre desarrollo económico, justicia social y políticas migratorias generan profundas divisiones en el país. Bajo la administración del presidente Luis Abinader, la migración haitiana y las condiciones laborales de miles de extranjeros y dominicanos se han convertido en un foco de debate, marcado por la explotación y el incumplimiento de las leyes.
La realidad en sectores como la construcción, la agricultura y los servicios refleja una situación alarmante: miles de haitianos trabajan bajo condiciones deplorables, con salarios irrisorios y sin acceso a derechos laborales. En muchos casos, estas personas viven como esclavos modernos, atrapados en un sistema que prioriza la mano de obra barata y beneficia a sectores empresariales influyentes, mientras las instituciones gubernamentales miran hacia otro lado.
La Ley dominicana estipula que el 80% de los empleos debe ser ocupado por ciudadanos dominicanos, dejando un 20% para extranjeros. Sin embargo, esta normativa es constantemente violada debido a los intereses económicos que prevalecen sobre la soberanía laboral. Los empresarios, respaldados por su influencia en los gobiernos, se han convertido en los grandes beneficiarios de este sistema, que afecta tanto a los migrantes como a los dominicanos más vulnerables.
Esta situación, además de generar desigualdad, incrementa los conflictos sociales en el país. Los haitianos, que buscan mejorar sus vidas en territorio dominicano, enfrentan explotación, violencia y rechazo social. Al mismo tiempo, los dominicanos ven cómo las oportunidades laborales se reducen, alimentando un círculo vicioso que fomenta el resentimiento y la división.
El presidente Luis Abinader tiene una gran responsabilidad en sus manos. Su gestión debe ir más allá de los discursos y atacar de raíz estas problemáticas. Es necesario que se cumplan las leyes migratorias y laborales, que se sancione a quienes las violan y que se trabaje en construir un país más equitativo y justo para todos.
Un consejo para el presidente Abinader
Como ayudante del Pastor de los pastores y comunicador social, le dejo un consejo al presidente: ¿cómo puede una gallina poner un pollo saludable si no se le echa maíz? El «maíz» que su gobierno debe dar es justicia, equidad y el cumplimiento firme de las leyes. Gobernar no es solo administrar recursos, es liderar con determinación y compasión, atendiendo las necesidades del pueblo antes que los intereses empresariales.
La República Dominicana no puede avanzar sobre las bases de la explotación y la injusticia. Es momento de que el liderazgo político actúe con valentía, frene los intereses económicos que perpetúan esta crisis y priorice el bienestar del pueblo.
El futuro del país depende de decisiones valientes que reivindiquen la dignidad humana y la equidad en todos los ámbitos. Solo con acciones concretas y comprometidas podrá transformar esta crisis en una oportunidad para fortalecer nuestra sociedad y garantizar un mejor mañana.
Freddy Ávila
El Príncipe de las Noticias
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